domingo, 11 de enero de 2009

January one

Hoy, acordándome de Luis, voy a hablar de niños, de esos locos bajitos. Y es que mi vida se ha rodeado de pequeños individuos con carita de ángeles. Empezaron a llegar a principios de siglo, poco a poco, uno dos tres cuatro... ahora están a decenas. Salen por todas las esquinas, en la familia, en el trabajo, amistades, vecinos, etcétera etcétera. Son pequeños inocentes demonios, pero que alegría verlos, que alegría ser el tío con el que juegan y ver que disfrutan como enanos que son, y que alegría ver echar raíces a quien quieres y que esas raíces hacen tuyas también. Ojalá pasen los días y siga creciendo el jardín, y almendros y limoneros crezcan en mi puerta, y en la tuya y en la calle y en mil sitios conocidos. Sin todos ellos nada sería igual... esos locos bajitos que nos hacen sonreír.

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